Artículos del día 4 de agosto de 2009

La financiación de las Comunidades Autónomas según The Economist

En su última reseña sobre España   (edición del 1 al 7 de agosto de 2009),  la revista inglesa The Economist empieza comparando a nuestro taumatúrgico Zapatero con Alicia en su país, el  país de las maravillas.

En el reparto de los caudales del Estado a las Comunidades Autónomas, esta vez todas han salido ganando; a decir verdad, unas más que otras. La que más ha ganado, según el mencionado semanario, ha sido Cataluña,  que, gracias a su tirón separatista,  se acerca a   Vascongadas y Navarra, beneficiarias de un régimen especial; las que menos han ganado han sio  las menos levantíscas y también las más populares.

Lo del tirón tiene su gracia, pues  encuentra  aplicación no sólo en el momento precioso de coger la pasta gansa y salir corriendo sino también en las largas horas que requiere hoy la planificación de la   política nacional, federal o seudofederal.

Cataluña y Vascongadas  tiran del Gobierno, lo zarandean y, acto seguido,  arrastran a las demás Comunidades en sus reivindicaciones, desde embajadas en el extranjero y autogobierno in situ hasta negociación en secreto, tête à tête, a cuatro ojos.

La estrategema del Zapatero tahür consiste en jugar con el déficit.  Deuda a cuenta del Estado y a  largo plazo.

El Estado recauda los impuestos y los entrega, convertidos en partes alícuotas,  a las Comunidades. Y,  justamente por esa razón,   unas son   más autónomas que otras.

Federalismo asimétrico y soberanía compartida a la catalana.

Cuando tengamos el Estatuto, o sea, nuestra Constitución, volveremos a hablar, dicen que dicen ellos, los de nuestro futuro  país vecino.

Antes o después  vendrá Paco con la rebaja, pues los contribuyentes serán los que a largo plazo paguen los apaños de nuestro vil  Zapatero y los separatistas.

Lo dice The Economist:

Future taxpayers are losers too, as they must pay off Spain’s debt in the long term.

Pero, mientras tanto,  el supradicho Zapatero, que no sabe inglés pero ha estudiado la jugada y sus consecuencias,  exclama: «¡Largo me lo fiáis!»

Pregunta a los cuatro vientos: ¿puede un gobernante irresponsable hipotecar el futuro de los ciudadanos en su condición de contribuyentes (taxpayers)?