Ciudadanos y UPyD Cataluña: de los tres tercios a las tres corrientes
En economía, que por razón de su etimología siempre es casera, el Insomne utiliza con aprovechamiento el modelo de los tres tercios: los ingresos o haberes de un mes se dividen en tres tercios iguales o casi iguales: un primer tercio se destina al condumio o los queviures de cada día; un segundo tercio, a los gastos de carácter periódico (mensual, bimensual, trimestral o anual); y un tercer y último tercio, al ahorro.
La experiencia le ha demostrado que el modelo puede funcionar perfectamente siempre que los ingresos sean suficientes para ponerlo en práctica y mantenerlo con carácter permanente. En otro caso habrá que reducir las asignaciones presupuestarias o ingresar en la hermandad de la tarjeta de crédito, la hipoteca vitalicia y las fidelizaciones sin fecha de caducidad.
El ahorro nos dice, entre otras muchas cosas, si tenemos una economía equilibrada, en el bien entendido que en esta, como en toda otra actividad humana, sólo hay equilibrio cuando hay superávit y sólo hay superávit cuando éste es sostenido y, como mínimo, suficiente.
De forma análoga, para que un partido político funcione correctamente tiene que albergar en su seno tres corrientes y esas tres corrientes tienen que ser activas, tácticamente antagónicas, estratégicamente leales y solidarias, y estar debidamente equilibradas. Si hay menos de tres o más de tres corrientes, es muy probable que el partido no esté ni sano ni equilibrado. Tres es el número mágico del equilibrio vital y político.
Ahora, cuando el Partido de los Ciudadanos lucha por su supervivencia, en su seno también se han definido tres corrientes, sólo que esas tres corrientes son táctica y estratégicamente insolidarias entre sí y por lo tanto destructivas. Y, además, responden a las posiciones de sus tres líderes, no a la voluntad expresa de los afiliados.
El líder oficialista, curiosamente el más joven, el más perspicaz y, desde mi punto de vista, el más pérfido de los tres, se ha quedado con la dirección del partido y su cuerpo central, de modo que, tras superar una galerna tras otra, parece estar en condiciones de salvar la figura y la formación política, imponiéndose no sólo a sus dos antiguos compañeros y actuales antagonistas sino incluso a las mermadas mesnadas de Rosa Díez en el feudo-taifa catalán.
Uno de sus antagonistas ha optado por dedicarse a las labores docentes/discentes, habida cuenta que la patrona vasca no parece dispuesta a confiarle la dirección de la rama catalana de una UPyD que allí, en la meseta, triunfa clamorosamente y aquí, en la ciénaga del Palau, se hunde, acaso irremediablemente, a causa de la incompetencia de sus presuntos responsables.
El segundo antagonista de la línea oficial de Ciudadanos, situado en el flanco derecho, ha optado por ensayar una maniobra a la vez inteligente y mezquina. Al parecer, con ella pretende asegurarse su share o cuota de mercado en el colectivo ciudadano. Para ello ha formado algo así como un lobby, pues ni el quórum ni la cabeza del cabecilla dan para más y él no sabe que en la politologia angloamericana, por no decir en la occidental, ese término tiene un fortísimo tufillo a club, clan y camarilla dada a la intriga y la conjura.
Mientras tanto, UPyD Cataluña vive momentos de penuria. Hace unos meses, cuando inauguró su sede en las Ramblas de Barcelona y organizó una cena happening social con empresarios y representantes de las profesiones liberales, la organización vivió un momento francamente prometedor.
Desgraciadamente, poco después esa misma organización entró en una dinámica cainita marcada por la decapitación de su portavoz, las disensiones internas y la inactividad.
Así, la dirección regional de UPyD quedó en manos de personas abiertamente incompetentes, que, como no podía ser por menos, eligieron como colaboradores a personas aún más incompetentes.
En ese momento, el Insomne contempló el panorama y recordó: el que con infantes pernocta excrementado alborea. Y se fue a su casa, o sea, a su búnker.
Ahora, la situación de UPyD Cataluña es trágica: encefalograma plano, cardiograma plano. Estado general del organismo: próximo a la muerte clínica.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿ha llegado la hora de hacer tabla rasa?
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