Artículos de diciembre de 2010

La conjura catalana y la Constitución española o cómo ganar tiempo hasta plantear un conflicto de legitimidades

De manera más o menos encubierta –o sea, siguiendo la línea de la política de la puta i la Ramoneta–, la Generalidad practica la desobediencia institucional y, al mismo tiempo,  predica y apoya la desobediencia civil.

6 de diciembre de 2010, día de la Constitución.

Los españoles de la Meseta –desde las Hurdes y las Batuecas hasta la diócesis de Barbastro, desde Santander hasta Marbella– están cada vez más preocupados por los trajines de los separatistas catalanes, pero siguen sin saber ni entender que estamos ante una conjura en toda  regla; una conjura para  crear una Cataluña soberana y una España colonizada y sometida a ella.

Y como los españoles de la Meseta, incluido el  Gobierno,  continúan  sin saber ni entender que estamos ante una conjura para acabar con España, los separatistas catalanes siguen adelante y van ganando terreno sin disparar un solo tiro ni provocar una reacción capaz de abortar su plan.

En estos momentos su gran objetivo consiste en ir copando progresivamente  todos los resortes de poder, decisión y representación para, llegado el momento, atenazar al Estado español con todas sus instituciones, desde  el Banco de España y el Ministerio de Economía hasta el Ejército con sus mandos superiores.

De acuerdo con la hoja de ruta de la Generalidad y sus ideólogos, el  paso siguiente consistirá en plantear un conflicto de legitimidades entre España como Estado  y Cataluña como nación.

Naturalmente, eso será cuando ellos decidan.

Cataluña/Catalunya: bilingüismo y diglosia

Bilingüismo. Según el diccionario de la RAE, bilingüismo es: «Uso habitual de dos lenguas en una misma región o por una misma persona».

Diglosia. Según el diccionario de la RAE, diglosia es: «Bilingüismo, en especial cuando una de las lenguas goza de prestigio o privilegios sociales o políticos superiores».

Dos observaciones y una pregunta:

Primera observación.  Las dos definiciones de la RAE  me parecen abiertamente  defectuosas, pero, aun así, considero  que resultan suficientemente  operativas.  Imagino  que un día u otro  presentaré aquí mi propuesta de definición de estos dos conceptos. En definitiva, me tengo por bilingüe o algo parecido.

Segunda observación.  A mi modo de ver, en Cataluña/Catalunya se dan actualmente varias formas de bilinguïsmo y diglosia. Bilingüismo social espontáneo y diglosia sociocultural promovida/impuesta por las instituciones autonómicas con carácter de genocidio cultural.

Pregunta:

¿Es faltar a la verdad y por lo tanto acto delictivo afirmar que las autoridades autonómicas de Cataluña/Catalunya están embarcadas en un proyecto político que comporta un genocidio cultural encubierto pero inexorable  para más de la mitad de sus ciudadanos?

Navidad, año nuevo y Reyes

Deseo de todo corazón felices Navidades y próspero año 2011 a todos los españoles, incluidos los que no se sienten españoles y de manera especial  los que me mantienen en condiciones de muerte civil desde hace más de veinticinco años precisamente  por ser español.

A los Reyes Magos les pido con candor y fe de niño un Gobierno español presidido por Patxi López, con Guillermo Fernández Vara como  presidente del Parlamento y Antonio Basagoiti como jefe de la leal oposición.

Y a modo de recambio,  por si hubiera ocasión o fuere menester,  pido a Sus Majestades un pack formado por Rosa Díez (Gobierno),  Luisa Fernández Rudi  (Parlamento, no cotorródromo) y Esperanza Aguirre (oposición),  pues  la moza tiene palique y le va la sisa.

La pantomima catalana: relevo y nueva etapa

Días pasados, José Montilla y Artur Mas, dirigidos (aconductats) respectivamente por Pasqual Maragall y Jordi Pujol, escenificaron  el relevo al frente de la Generalidad, sus poderes y sus haberes.

El saliente y silente Montilla, oportunamente instruido (assabentat) por su amo y señor, celebró su derrota, traición incluida, y, parapetado tras una sonrisa de hielo,  cedió  los atributos del cargo a  un tal Artur Mas, lacayo de Pujol ben Gurión y ahora presidente número 129 de Cataluña/Catalunya,  nación Estado virtual alojada en el costado derecho de España  o, si se prefiere,  situada al costat de ella.

Ceremonia burguesa para burgueses, a la vez miembros  atávicos y vitalicios de la clase dominante de este país o naciúncula  y representantes del Partido Único de Cataluña. Cuórum de funcionarios y claca de okupas.  Todos a sueldo.  El Estado opresor  paga.

¿Que dónde estaban las  cabezas pensantes  y dolientes de la charnegada?

Imagino que en un polideportivo del bajo Llobregat, hinterland y gueto de los otros catalanes, aquellos que siguen hablando y blasfemando en español y, por eso mismo, no tienen derecho a participar en los fastos del catalanismo institucional, rabiosamente   burgués,  ni   a sentarse a le mesa de los señores.

¿Y qué hacían allí las cabezas pensantes y dolientes de la charnegada?

Pues, a buen seguro, maldecir a los Maragalls, los Montillas, los Icetas, los Salas,  los Zaragozas i tutti quanti

Cabe pensar que esas cabezas no están dispuestas a soportar  por más tiempo el oprobio y el engaño  de que han sido víctimas y se niegan a seguir siendo cómplices   de quienes, después de traicionarlos, han estado comerciando  con sus voces y sus votos durante décadas.

No habrá proceso por fraude ni devolución de lo usurpado.

Está claro  que  el catalanismo institucionalizado va a continuar  su sinuosa y prometedora derrota hacia la independencia, sin abandonar en ningún momento la política de la puta i la Ramoneta,  garantía  de impunidad en caso de fiasco,  pero  hay que hacer constar  que,  a estas alturas de la película,  aquí, como en Vascongadas, todos se conocen y cada uno sabe quién es quien.

Es verdad asimismo que, al menos en cierto modo,   la burguesía todavía controla la situación y mueve los hilos, pero ahora, descubierto el fraude, los ciudadanos tienen la primera y la última palabra.

Cuarenta millones de españoles los contemplan.

¿Acaso no es esto una especie de democracia?

Espíritu democrático, lenguaje democrático

Considero que, en buena  lógica, el espíritu democrático,  hecho de exigencia intelectual,  imperativo ético y compromiso del individuo con la  sociedad,  reclama un lenguaje igualmente democrático, merced al cual quien habla o escribe expone lisa y llanamente, a título personal, lo que piensa.

En Europa, el espíritu democrático con sus atributos, lenguaje incluido, fue tomando cuerpo a lo largo de su historia, bajo el doble impulso del individuo y la sociedad, desde la intelectualidad laica surgida a caballo de la baja Edad Media y el Renacimiento hasta los regímenes democráticos de los siglos XIX y XX, con el Estado del bienestar (Welfare State) como referente último y más logrado.

Hitos suyos fueron la Reforma, la Ilustración, la Revolución francesa, las revoluciones burguesas y la Revolución industrial.

Gracias a esa historia, sus hitos y sus nombres, hoy sabemos que los regímenes democráticos, en cuanto formas de convivencia socio-política basadas en la racionalidad, son obra de un ser humano intelectualmente adulto.  Y viceversa.

Ese ser humano intelectualmente adulto es el ciudadano.  Y como el ciudadano  es el que vota y es votado, el que habla y es hablado, parece lícito y necesario verlo como  sujeto agente y paciente tanto de las  formas de convivencia social democráticas como del lenguaje democrático.

Lamentablemente, a España, alejada de las grandes corrientes intelectuales, sociales y políticas de la Europa de las naciones en sus siglos más decisivos,   todavía hoy, en pleno siglo XXI, se le sigue resistiendo tanto el espíritu democrático como el lenguaje democrático.

Y, así,  una democracia precaria en muchos aspectos y muchas parcelas de su soberanía se conjuga con un lenguaje político  abiertamente deudor,  no sólo en su retórica sino también y sobre todo en  sus esquemas conceptuales y sus modelos lingüísticos,  de púlpitos y cuarteles.

¿Aprenderán  algún día nuestros ciudadanos que, en democracia, lo que uno dice es sólo una opinión?

Bueno,   esa es al menos mi opinión.