Ataraxia
Este sol de pomeriggio
que me calienta el alma
con ronroneo de gato adormecido
es regalo y es torna
a una vejez sin duelo.
Y ahora, en el atardecer,
el ojo de mi ojo no ve:
ni ve ni ríe, ni ríe ni canta.
Envuelto en un silencio fatal,
nunca fatídico,
vuelvo a la nada,
regreso al Uno.
Artículo sobre general escrito por el 24 de enero de 2011 y sin comentarios de momento.
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