UPyD Cataluña, proyecto fallido
Se veía venir. En realidad, aquí, en la margen izquierda del Ebro, UPyD nunca consiguió ni arraigar ni levantar cabeza. Error tras error en un entorno de suyo hostil ha desembocado en la situación actual, antesala, más que probable, de la muerte clínica.
No sé qué será de sus dirigentes, si los tuvo o los tiene. Imagino que sus militantes se pasarán mayoritariamente a Ciudadanos, formación que así verá acrecentadas sus posibilidades en los barrios de Barcelona y en el Parlamento de la naciúncula catalana.
Es posible que algún despistado recale en el PP de Camacho, mientras que, como suele ocurrir en estos casos, unas pocas decenas de insumisos, atrapados entre la decepción y la marginación social, optarán por la abstención, que en democracia es el paro político. Y una especie de muerte civil.
Pero, como no hay mal que por bien no venga, tenemos derecho a pensar que este triste avatar va a dar fuerza y cohesión a la charnegada, ahora dirigida y representada por persona interpuesta, ni sabra ni charnego. Es lo máximo que están dispuestos a permitir los censores de la Tanca catalana. De momento.
Justamente por esa y otras razones nunca he confiado en el ambicioso ciudadano Rivera. Aun así, considero que el Noi, además de mostrar maneras, ha demostrado tener más perspicacia política, más habilidad dialéctica y más talento organizador que todos los Robles, Domingos y Villacortas juntos.
Ante este panorama, me pregunto: ¿qué es peor, no tener pastor o tener un pastor probablemente aconductat y a buen seguro en libertad bajo vigilancia?