Rubalcaba-Rajoy por el título nacional: ¿tongo o apaño?
Si la economía es la base de sustentación de toda realidad humana, la aritmética es la base de sustentación de toda economía.
Los números cantan.
Anoche Rajoy, con su papel bien aprendido y, consecuentemente, seguro de sí mismo, nos lo demostró y, ya en el primer asalto, dejó a su contrincante poco menos que fuera de combate con una estudiada lluvia de datos (datillos para el pugilísticamente interfecto).
Por momentos temí que el púgil socialista, claramente grogui, se viniera abajo y no pudiera continuar la pelea. En ese momento es cuando el segundo suele arrojar la toalla (to throw the towel).
Pero, como era de esperar, el viejo luchador se rehizo en el asalto siguiente, un asalto con menos cálculos, menos números y más in-fight, y aún tuvo bríos para lanzar algún que otro mandoble al púgil conservador, que seguía boxeando a placer: dominando las acciones en el ring. Tanto es así que, ya antes de que terminara el combate (para algunos, simulacro de combate), su contrincante le daba como ganador y le trataba de presidente
Rajoy for President!
Rubalcaba me decepcionó. No se sabía el papel, no tenía recursos dialécticos, ni pulso ni fe en sí mismo. Siempre había pensado que era más listo, más hábil, más astuto. Imagino que Zapatero lo habría hecho infinitamente mejor. Y, en el peor de los casos, habría vendido cara, muy cara su derrota.
«Señor Rubalcaba, usted miente».
Duro, muy duro, pero él se lo traga y no acusa el golpe. Inaudito.
Rajoy me sorprendió favorablemente. Bien preparado, con dominio de sí mismo, de la situación y del debate. Le vi más inteligente que en otras ocasiones y más hábil en el plano dialéctico de lo que siempre había imaginado.
Ahora, unos a esperar las elecciones y otros, los que esperan la derrota de Rubalcaba, a intrigar.
Me refiero concretamente a Zapatero, González, Bono y, cómo no, la ministra de Indefensa, Carme Chacón i Piqueras (prosélita catalana i catalanista).
¿Tongo o apaño?
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