De una oda a España
En este aciago avatar de tu historia
herida por hijos tuyos con alma de hiena
siento un hervor de sangre en las venas
que me quita la razón y devuelve la memoria.
Siempre supe de su carácter felón,
siempre supe de sus querencias cainitas,
siempre supe de su perfidia infinita,
siempre supe que tramaban la traición.
Siempre supe que, tras prender fuego a España,
buscarían refugio allende una frontera
que sólo existe como paupérrima quimera
de gentes sin historia, sin gloria y sin hazañas.
Siempre soñé con una patria siempre unida,
libre siempre de atávicos rencores,
en busca siempre de sus tiempos mejores,
lejos siempre de guerras fratricidas.
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