Artículos del día 3 de febrero de 2013

¿Cóctel para un cambio de ruta?

Hoy en día, un coup d’État  es algo poco menos que impensable en un país europeo, incluida España. Nos lo dice, además  del orden y el espíritu de los tiempos ahora imperantes, la manera, hecha de osadía, arrogancia y provocación, en la  que el separatismo catalán viene planteando sus exigencias en los últimos meses, habida cuenta que ese separatismo es esencialmente burgués y posiblemente no haya en el  viejo Continente  una burguesía más cobarde y más oportunista que la catalana.

El irredentismo obliga,  pero el burgués siempre apuesta por la seguridad y lo seguro.

Aun así, la conjunción  en nuestro  tiempo y nuestro  espacio de tres elementos como son  una profundísima crisis de Estado (política y social),  una monarquía que necesita con urgencia un recambio  y una implacable actividad destructora del separatismo catalán, cada vez más ambicioso y más arrogante en sus exigencias, nos obliga a pensar, dada nuestra condición de españoles, que las instancias que, más allá de la tramoya democrática, cuidan de la seguridad de España y los españoles, deben de tener prevista una intervención para el caso de que, como ahora mismo,  la situación política y/o social rebase los límites  de la prudencia  y amenace la seguridad de todos y de todo.

Personalmente considero que ese estado de cosas, en especial la situación de la sociedad civil, esquilmada por el fisco,  defraudada  por los políticos de todas las  tendencias y castigada por el paro con sus secuelas (precariedad e indigencia), facilitará la adopción inmediata de medidas radicales y la implantación de un régimen  que constituya realmente  un fin de ciclo y, al mismo tiempo, traiga consigo una nueva manera de hacer política. una nueva manera de organizar las tierras de España y sobre todo una nueva manera de administrar nuestros haberes.

Los españoles estamos una vez más ante nuestra cruda realidad,  ¿cuántos siglos de historia nos contemplan?