Colegio Alemán (Deutsche Schule)
A principios de los años ochenta del siglo XX, llevado de mi experiencia personal y preocupado por el panorama sociopolítico de España y, muy concretamente, de Cataluña, decidí matricular a nuestros dos hijos (niña y niño) en el Colegio Alemán de Barcelona. Mi señora colaboró en el proyecto con lealtad y entrega desde el primer momento.
Durante quince años, nuestros hijos recibieron toda la enseñanza en alemán y adquirieron una formación básicamente alemana, tanto en lo que se refiere a la manera de ser y estar en el mundo («Dasein») como en lo que se refiere a la manera de ver el mundo e interpretarlo («Weltanschauung»).
En este caso concreto, el paso por el Colegio Alemán, en ciertos aspectos duro y complicado, no excesivamente caro, fue un éxito rotundo en el doble plano intelectual y humano. Después, chica y chico estudiaron dos carreras cada uno y han venido trabajando de manera ininterrumpida desde que tenían aproximadamente 18 años. Hoy los dos tienen empleos más que aceptablemente remunerados, con perspectivas de promoción.
Secreto: sentido de la responsabilidad, esfuerzo continuado y eficiencia.
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