Rajoy o la indignidad como razón de Estado

Considero que Mariano Rajoy, nuestro actual jefe de Gobierno, ha mentido ante los españoles, los no españoles y los antiespañoles. Razón de Estado. El fraude denunciado por el subalterno infiel  es tan clamoroso y de tan grandes proporciones que no se podía pensar en una alternativa viable o practicable .

Rajoy tenía que mentir y ha mentido.

Los miembros de su partido le han aplaudido; en general, los voceros de los demás partidos le han criticado con la boca pequeña y, a mi modo de ver, le han perdonado la vida sencillamente para que él se la perdone a ellos, para que siga vigente la «omertà», la política como «modus vivendi» (en mi pueblo, históricamente pueblo de curas y frailes,  se dice más bien «modus manducandi»).

En España, la  democracia ha muerto. El simulacro de democracia se ha venido abajo.

Imagino que ahora la palabra la tienen,  por este orden, Frau Merkel, «Kanzlerin de la Europa alemana, la prensa extranjera y, por último, la opinión pública española.

¿Y qué pasa entonces con el pueblo español y su soberanía?

Santamaría, ora pro nobis!

 

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