PSC-PSOE: más allá de la traición
El corazón me avisa y me dice que está a punto de ocurrir algo gordo, si es que no ha ocurrido ya. En cualquier caso, parece lícito pensar que, a estas horas, se ha tomado la gran decisión, que es lo que cuenta.
La decisión es que hay que cortar inmediatamente por lo sano, porque lo del separatismo, en especial el catalán, ha ido demasiado lejos. La Vanguardia, órgano oficial/oficioso del separatismo pujolista/pujoliano, se ha apresurado a entonar, antes de que amaneciera, el himno de la España unida y constitucional. Todo un mensaje de y para la burguesía y el empresariado de Cataluña, no sólo catalán, mientras que ABC, diario que fue de todos los españoles y sigue siendo depositario/beneficiario exclusivo de las grandes primicias, nos recuerda la traición del PSOE rubalcabista/trapisondista seducido por el PSC (pág. 5) y El Mundo nos informa ampliamente de la manifestación barcelonesa contra el separatismo y la independencia de Cataluña.
Una vez más, la traición del PSC –¡siempre la misma y siempre los mismos!– ha contagiado al PSOE; por suerte, sólo a una parte, la otra ha reaccionado. Parece que ahora, finalmente, la cosa está madura para un gran pacto de los dos grandes partidos nacionales. Será un pacto impuesto; sobre todo, en cuanto a los límites y los fines de nuestro actual simulacro de juego democrático. Eso significa que antes de todo habrá que proceder, y se procederá, a una limpieza de esa izquierda que siempre se muestra dispuesta a dar calor al separatismo.
Ahora ser socialista equivale a ser desleal a España, al socialismo histórico de nuestros padres y, lo que en mi opinión no es menos grave, a la esencia ideológica del socialismo, habida cuenta que la división/desintegración de la sociedad conlleva necesariamente la división/desintegración de las clases trabajadoras.
Y ellos lo saben, lo saben, lo practican y lo ocultan; desde el siempre oportunista Rubalcaba hasta el lacayo Moreno, pasando por el nunca leal Navarro.
A mi entender, hoy sólo puede hablarse de nación cuando los partidos políticos, con sus ideologías respectivas, se unen en lo alto para formar una bóveda que sustenta el edificio de la sociedad. Y los partidos de izquierda, empezando por el socialista, deberían ser los primeros en entenderlo y defenderlo en aras de sus ideales.
En definitiva, la unión es el punto de partida conceptual y la meta utópica del socialismo entendido como lucha por el triunfo de la justicia y la razón.