España, de la decadencia a la desintegración
De acuerdo con mi modo de sentir y entender, España acelera ahora su decadencia, decadencia que, si sigue así, la llevará inexorablemente a la desintegración.
Decadencia del occidente de Occidente.
Con dirigentes políticos sin visión de Estado, con una ciudadanía –antes llamada pueblo– sin sentimiento patriótico, intuyo que España tiene ante sí un futuro realmente aterrador.
De momento, la derecha languidece, empeñada en sobrevivir y, como tantas veces, a la espera de tiempos más cómodos y, sobre todo, más propicios a la andorga y la faltriquera. No veo en ella cabezas que se eleven, ni siquiera mínimamente, por encima de mediocres y conformistas-oportunistas.
Es la hora de los subalternos.
Mientras tanto, la izquierda, ahora ya abiertamente contraria a toda idea de unión como programa social y utopía ética, ha optado por la atomización no sólo de su parcela ideológica, social y política sino incluso de todo el ámbito español para así dejar lo que un día fue España a merced de los separatistas catalanes, beneficiarios de todas las traiciones.
Será la hora de los carroñeros.
De la España centralizada a la España seudoautonómica y seudofederal, de la España seudoautonómica y seudofederal a una España erializada y, acto seguido, colonizada y catalanizada.
Me cago en la madre que me parió…
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