Nuevas generaciones separatistas
Durante mucho tiempo se dijo y se escribió que los separatistas catalanes eran pactistas por naturaleza. Pactistas, retorcidos e intrigantes de por vida. Como Pujol, catalán de mena y una mena de español; como Roca Junyent, compadre de la Constitución española de 1978 y prevaricador confeso, además de defensor de los intereses de la Corona y encarnación de la deslealtad a sueldo, sólo superado, acaso, por Herrero de Miñón, el gallego sin patria ni honor. .
E tutti quanti!
Pero como, al decir de Cervantes, los tiempos cambian y la artes se perfeccionan, en estos momentos en Cataluña empieza a haber generaciones de separatistas que, dejando atrás el pactismo tradicional e histórico de una burguesía otrora nacional y ahora nacionalista, han optado abiertamente por el radicalismo seudopopular y casi bullanguero impulsado por esa Esquerra Republicana pequeñoburguesa y menestral que, de momento, constitituye el estrato inferior del catalanismo insolidario y militante.
Ahora son muchos los españoles, residentes en Cataluña, que se quejan de la persecución ad hominem que sufren a manos de los separatistas, persecución en forma de acoso acompañado de amenazas, sobre todo en la red, donde a menudo los mensajes están ilustrados y realzados con la silueta de una pistola.
Evidentemente la cosa va a más en términos cuantitativos y en términos cualitativos.
El salto-asalto definitivo se producirá, muy probablemente, con ocasión del referéndum, un referéndum que, sin celebrarse, se convertirá, a buen seguro, en trending topic político y social aquende y allende el Ebro, río que fue de los iberos.
La disyuntiva separatista es: o independencia o internacionalización de la independencia como problema. Y, dado que de momento no va a haber independencia (entre otras razones, porque ellos no la quieren), habrá internacionalización del problema, que automáticamente escapará por elevación a la jurisdicción española y pasará a ser un asunto de competencia europea.
(¿Exclusivamente?).
Mientras tanto, ahí está Montoro, asediado en su coche por camorristas protegidos por la policía autonómica a sueldo de la Generalidad.
Todo ello viene a decirnos que a las personas que viven en situación de muerte civil en Cataluña hay que sumar ahora las que cada día pierden sus puestos de trabajo y se ven acosadas y amenazadas, un día sí y otro también, por individuos y colectivos dirigidos y financiados por las autoridades autonómicas.
Mi refrán dice: si uno quiere, dos se pelean.
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