Jordi Pujol: lección de la burguesía catalana
Quiero pensar, y voy a mantenerlo hasta el último minuto, que la reunión Rajoy-Mas sobre la consulta soberanista no se celebrará, pues, incluso en el supuesto de que Presidente y president se vean, se saluden (a la manera de Pujol) e intercambien cuatro palabras, ni los temas abordados serán los previstos inicialmente ni las actitudes adoptadas por uno y otro serán las que habían imaginado y preparado.
Mas está tan abatido y derrotado que, para mí, lo más probable es que no comparezca, toda vez que no habrá tenido tiempo de rehacerse y rehacer su agenda.
Hoy más que nunca, Cataluña es una ciénaga silenciosa.
La «confesión» de Jordi Pujol ha destapado un estado de cosas que con toda probabilidad afectará directa o indirectamente, en mayor o menor medida, siempre negativamente, a esa burguesía, formada por un total de cuatrocientas familias, que desde hace apenas dos siglos controla la vida económica, política y social de Cataluña.
Es impensable que el clan de Pujol haya hecho lo que ha hecho sin complicidades, como es impensable que el clan de Pujol sea el único clan de Cataluña que ha visto el pretendido proyecto nacionalista como un negocio.
Hasta ayer mismo, exhibición triunfal de la economía especulativa en estado puro, esa en la que unos cuantos se enriquecen sin dar nada a cambio, absolutamente nada.
Y una demostración rotunda y, a mi modo de ver, definitiva: en Cataluña no hay nacionalismo, lo que nos querían vender como tal es un negocio monstruoso gestionado por la burguesía en beneficio de la burguesía, sus hijos y los hijos de sus hijos.