UPyD y Sosa Wagner
Considero que los dirigentes de la formación magenta desaprovecharon una buena oportunidad para refutar la acusación de autoritarismo formulada por Sosa Wagner.
En mi opinión, si esos dirigentes le hubieran dejado hablar tranquilamente, sin dar a entender que se sentían heridos o molestos, habrían demostrado por acción y omisión que, al menos en ese punto y en ese momento, no eran autoritarios.
La fórmula política podría ser: firmeza en los principios y las convicciones nucleares, y flexibilidad en los contactos y las relaciones exteriores.
Entiendo que por la boca de Sosa Wagner habla la vanidad. Y, en definitiva, no es lo mismo un hombre para un partido que un partido para un hombre.
En este caso tenemos que el hombre es además mensajero de un partido de obediencia catalana, idea –un partido español y españolísimo dirigido desde allende el Ebro– que me repugna y me hiere profundamente.
Ahí están las amargas y duras experiencias del PSOE con los falsos socialistas de Cataluña (PSC) y del Gobierno de España (Felipe González y Aznar) con los seudoconvergentes de Pujol.
La memoria histórica me dice y me enseña que para un separatista las negociaciones son siempre y sólo transacciones.
En estos momentos, varios partidos separatistas catalanes tienen en marcha proyectos para desembarcar en la Meseta con programas trampa de captación confiados a tontos útiles en calidad de mensajeros a sueldo.
A mi entender, uno de esos mensajeros es Sosa Wagner, habida cuenta que lo que no tiene de tonto lo suple sobradamente con vanidad.