Del PSC a Ciudadanos pasando por PSOE y UPyD
Quiero recordar que en un primer momento la formación-coalición se llamó PSOE-PSC. Entonces, los socialistas catalanes eran, aparentemente, aliados dóciles y sumisos. Pero poco a poco, el sector más separatista se fue haciendo con el control del partido en la Marca, sin renunciar a los votos de los trabajadores españoles.
Todo de acuerdo con el plan establecido y en una de la muchas variantes prácticas de la política de la puta i la Ramoneta, versión autóctona de la Realpolitik bismarkiana.
A la postre, como es sabido o debería serlo, el PSC se erigió en un partido independiente e independentista con votos y votantes españoles.
Desde entonces, los delincuentes del PSC han venido formando parte del frente separatista catalán –a todas luces un frente burgués y corrompido– y, al mismo tiempo, han mantenido relaciones de igual a igual con el PSOE, con la salvedad de que este partido no podía intervenir ni intervenía en los asuntos de Cataluña y los catalanes, mientras que los agentes del PSC no sólo intervenían en los asuntos del PSOE sino que incluso le dictaban e imponían lo que debía y lo que no debía hacer como formación política y también, llegado el caso, como Gobierno de España.
He ahí un ejemplo práctico de cómo la parte puede llegar a ser más que el todo. Basta con mantener en exclusiva el control de la parte o parcela propia y, simultáneamente, seguir siendo parte activa y beligerante del todo, cosa que no ocurre con los elementos que se limitan a formar parte del todo.
Esa táctica la vienen aplicando las distintas formaciones políticas catalanas, integradas en un partido único y un frente único, para apoderarse paso a paso de las instituciones del Estado hasta atenazarlo y desnaturalizarlo.
Caminamos hacia una España sin españoles.
A mi entender, en ese proyecto global se inscribe la alianza con UPyD que propone ahora el ciudadano Rivera, actor hábil e inteligente de la escena política catalana. En su formación ha habido y hay españoles, no españoles y antiespañoles. Él juega con ellos y los utiliza como piezas de una partida de ajedrez siguiendo siempre las instrucciones de sus mentores.
Y si en estos momentos recurre a Nart y Girauta, en sintonía con Sosa Wagner, todos ellos elementos claramente españoles, tal vez sea bueno recordar que antes se sirvió de los no menos españoles José Domingo y Antonio Robles hasta que maquinó y decretó su exclusión.
¿Ha decidido el ciudadano Rivera devorar a UPyD, encarnado en su núcleo duro, sirviéndose de hombres leales en funciones de mensajeros y tontos útiles?
En cualquier caso, el hecho es que la Cataluña del ciudadano Rivera es hoy una dictadura burguesa y catalanoseparatista.
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