Cuatro consideraciones y una maldición
Primera consideración
Considero que, ahora más que nunca, hacen falta españoles
con SENTIDO DE ESTADO
para que España sea un ESTADO CON SENTIDO,
no un ESTADO CONSENTIDO
por Alemania, Estados Unidos, Israel…,
hasta que ellos quieran.
Segunda consideración
Considero que el estigma del catalanismo no es el separatismo sino la deslealtad. Gracias a esa deslealtad y a su espíritu burgués, el catalanismo sobrevive a todo régimen político, se sirve de él y en definitiva se impone siempre a él.
Tercera consideración
Con las armas de la perfidia, la intriga y el dinero, la burguesía catalana está a punto de conseguir, si es que no lo ha conseguido ya, que en España la parte sea más que el todo.
Cuarta consideración
Considero que conozco un modo de acabar con el separatismo que amenaza gravísimamente, de manera continua, la pervivencia de España como nación sana y unida.
En cualquier caso, pienso que o España termina con el separatismo o el separatismo termina con España. Esta última posibilidad me ha atormentado durante la mayor parte de mi vida como una maldición.
Me cago en la madre que me parió.
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