Entiendo que Artur Mas ha elevado la perfidia humana por la vía de los hechos consumados contra la Constitución que un día juró cumplir y a la que se debe y debe su cargo a niveles difícilmente superables.
Imagino que para ello haría falta, como mínimo, la perfidia de un Jordi Pujol, un Roca Junyent y un Duran Lleida juntos.
Para redondear el retrato, a esa perfidia habría que añadirle, acto seguido, un cinismo difícilmente cuantificable y homologable.
Aun así, para mí lo más triste del caso es que, lamentablemente, ese hijo de Satanás, padre de la mentira, tiene muchas probabilidades de salirse con la suya, que no es otra que engañar a los españoles de aquende y allende el Ebro.
¿Y cuál es en ese plan diabólico el papel de Rajoy?
Yo, al menos, no lo sé, como tampoco sé a qué juega este gallego con flema británica.
¿Nos levantaremos un día para oír por la radio y la televisión que España ha desaparecido del mapa como desapareció del mapa, por ejemplo, la Unión Soviética?
Artículo sobre
general escrito por el 8 de noviembre de 2014 y
sin comentarios de momento.