Ataraxia
Y, mientras tanto,
el árbol de mi ventana me regala un otoño de hojas que amarillean y languidecen
sin dejar su pátina de tristeza en mis ojos y tampoco en mi ánimo.
Un rumor sordo -¿marcha fúnebre?- me recuerda que la mar océana de la muerte está cerca.
Zálata, zálata.
Margarita, te quiero.
Esa es mi penyora.
penyora ingrávida, ajena al tiempo,
von Ewigkeit zu Ewigkeit.
Artículo sobre general escrito por el 20 de noviembre de 2014 y sin comentarios de momento.
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