Entre la teoría de la conspi y la trincotraición
Hablo con un amigo situado políticamente en la derecha española o un poco más allá. El chico es inteligente, también listo.
Hasta ahora es para mí el primer y único español de estas tierras y estas costas (costas fenicias) que, a juzgar por sus palabras y sus sentimientos, sabe de qué trata exactamente la película del separatismo catalán y le duele.
La conjura y sus etapas. Táctica y estrategia. Objetivo y hoja de ruta. Agentes y actores, aliados y prosélitos. Masa ignoamorfa y todo un Ejército de mirones.
Un Ejército al que se paga por no hacer nada y para que no haga nada.
Lo dicho: Ejército de mirones.
Mi amigo me habla del modelo hebreo.
Sí, pero con una diferencia: los hebreos superaron, hace tiempo, el trauma del irredentismo con muchos de sus atavismos. Les queda el estigma-enigma de pueblo perseguido y pueblo elegido.
El caso es que los judíos ya tienen una patria, su patria. Una patria que, de momento, no es sólo de ellos.
Patria dividida, alma escindida.
Los de aquí se la están inventando (por entregas y en fascículos). Ya se han inventado una historia. Una seudohistoria con derrotas y frustraciones, pero también con su minimitología de sangre y fuego.
Cierto. Además, Cataluña e Israel tienen y mantienen desde hace tiempo relaciones de Estado a Estado.
Pueblos hermanos o hermanastros. Una conspi hecha de conspis podría unirlos en una joint venture por la supervivencia y algo más.
Aun así, de acuerdo con mi modo de ver, no son dos pueblos. A un lado hay una comunidad histórica –étnico-cultural-religiosa– y a otro lado una burguesía que, constituida en oligarquía político-financiera, parasita las instituciones públicas de la antigua Sefarad.
En cualquier caso, Israel ya ha reconocido el Estado Catalán, con el que colabora y al que presta asistencia en la creación de un Servicio de Inteligencia y unas Fuerzas Armadas a partir de una policía más autónoma que autonómica.
Eso significa, amigo mío, que la colaboración, nacida de una conspiración, lleva décadas en funcionamiento. Por supuesto, clandestino, pero cada vez menos.
¿Y el rey, nuestro Rey Felipe VI, qué hace?
Pues, más o menos, lo que hizo y no hizo Fernando VII el Deseado…
Entonces habrá que empezar a montar un Dos de mayo en toda regla.
No habrá un nuevo Dos de mayo, ni en toda regla ni en nada que se le parezca.
La conspi –nos están oyendo y escuchando– ha triunfado.
¿Definitivamente?
Así parece.
Y, como ha triunfado la conspi, ha triunfado, por derecho propio, la trincotraición implantada e institucionalizada, no ideada, por Jordi Pujol: trincar para la butxaca (bolsa, bolsillo, faltriquera) pero en nombre del país (el nostre) y sus familias (les nostres).
¿Y la independencia de Cataluña y sus colonias?
Esa vendrá con el pack de regalo y será mucho más que una independencia convencional.
Felipe VI el Sobrero lo sabe y calla.
Refranes de mi cacumen
El que sabe y calla, canalla.
El que sabe y, debiendo no callar, calla, recanalla.
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