Musulmanes salafistas en Cataluña
Parece ser que hace unas tres décadas los responsables del proceso independentista catalán decidieron frenar la inmigración procedente de Hispanoamérica, tras advertir que los recién llegados reforzaban con su presencia la comunidad de lengua española en Cataluña, precisamente algo que ellos estaban decididos a combatir y, si les fuera dado, eliminar de raíz.
Entonces esos mismos responsables optaron por promover de manera oficiosa pero decidida y sistemática la llegada de gentes del Magreb: musulmanes jóvenes y radicales que, de acuerdo con el plan establecido, debían instalarse y se instalaron con sus familias en la mayoría de las poblaciones de Cataluña, donde, contando siempre con la protección de la Generalidad, tuvieron pronto sus centros culturales y religiosos, mezquitas incluidas, y desde el primer momento han venido gozando de privilegios que siempre les estuvieron vedados a los españoles antiindependentistas.
Evidentemente, el fin último del colectivo salafista de Cataluña era y es actuar como fuerza de choque cuando sus anfitriones, los independentistas catalanes, decidan que ha llegado la hora de pasar de las palabras a los hechos.
Pero, lamentablemente para la burguesía catalana, sus huéspedes de la morería nunca pensaron así. Para ellos, los infieles son infieles; desde la frontera sur de Al-Andalus hasta la Marca Hispánica y más allá.
De hecho, en las listas de objetivos a abatir elaboradas por los nuevos guerreros llegados del sur hay nombres catalanes –personas y entidades–, muchos de ellos con carácter prioritario y en lugar destacado.
¿Qué hacer ahora?