Artículos del día 19 de septiembre de 2015

El debate/combate Margallo-Junqueras

Tengo a García Margallo por persona incompetente y poco fiable.

Sus carencias, algunas como montañas (¿no es eso un oxímoron?), se pueden agrupar en tres parcelas: formación académica, actividad profesional como ministro de Asuntos Exteriores y conocimiento de la realidad sociopolítica de Cataluña.

a) A través de sus intervenciones en público se puede ver que Margallo no conoce debidamente ni siquiera la lengua inglesa, lo que nos permite afirmar que, titulaciones aparte,  ha tenido una formación tan deficiente como inadecuada para el cargo que ocupa actualmente en el Gobierno.

b) La realidad actual nos dice a diario que un ministro de Asuntos Exteriores que es incapaz de expresarse al menos en una de las tres lenguas cultas de la vieja Europa (inglés, francés y alemán) está inhabilitado para el cargo, máxime si el país al que representa es europeo.

c) Cataluña es hoy una dictadura catalanoseparatista. Su sociedad civil está formada (en rigor, dividida)  por una comunidad minoritaria y opresora, preferentemente de lengua catalana, y una comunidad mayoritaria y oprimida, preferentemente de lengua española o castellana.

A juzgar por sus palabras, García Margallo no sólo no tiene idea de la realidad sociopolítica de Cataluña sino que además –y esto es sin duda aún más grave– lo  poco que sabe lo ha aprendido a través de informadores separatistas.

Uno de ellos es el tal Junqueras, infinitamente más culto que Margallo y muchísimo más fiel a los suyos que Margallo a los nuestros.

Él –Junqueras– es el que ha promovido el debate y el que ha elegido a Margallo como antagonista.

¿Antagonista he dicho?

A ver si al final va a resultar que para Margallo los suyos son los de Junqueras.

Notas

1) En este espacio virtual a Oriol Junqueras se le conoce despectivamente como el Borni  (en catalán, el Tuerto), aunque en realidad él es guenyo, o sea, bizco.

2) Como viejo aficionado al boxeo que soy, no me atrevería a decir que éste es precisamente un combate bien casado.