¿Patriotismo y lealtad?
Vengo leyendo el diario ABC desde que tenía once o doce años. Entonces, sólo en verano, pues en el colegio y en el seminario me estaba vedado. Aquí leí también, con algún año más, naturalmente a hurtadillas y en pecado, Así hablaba Zaratustra, del blasfemo (¡?) Friedrich Nietzsche, quiero recordar que en edición de 1905.
Aunque con intermitencias, he seguido consultando las páginas de opinión del periódico madrileño, centralista, monárquico, burgués y de derechas, durante toda mi vida, acaso respondiendo a una fidelidad que, a pesar de no ser correspondida, me podía y me puede. Pienso que efectivamente es posible cambiar de partido político, incluso de ideología, pero no de equipo de fútbol. Yo he sido y soy seguidor del Sevilla, club de fútbol, y del ABC, a la sazón periódico de todos o casi todos los españoles de provincias sin distinción de credo o ideología.
Esa fidelidad se inscribe sin duda en una de las grandes contradicciones de mi personalidad y mi vida, pues, según me explicó mi madre por entonces, los que me enseñaron a leer y escribir, y también a rezar y querer a España, pertenecían al bando de los que habían matado a mi padre. Trauma de mente escindida con el que me he visto obligado a vivir y sobrevivir, siempre en busca de una doble y acaso imposible lealtad: lealtad a la memoria de mi padre y lealtad a los que me enseñaron no sólo a leer y escribir sino también a rezar y amar a España. Y la verdad es que nunca me importó que los que me inculcaron ese amor lo sintieran o no lo sintieran, toda vez que siempre he vivido con el convencimiento de que yo sí lo sentía y lo siento.
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