Artículos del día 8 de noviembre de 2015

La académica Carme Riera, la doble nacionalidad y una observación

He leído atentamente el artículo Líderes carismáticos,  de Carme Riera, publicado en  La Vanguardia de hoy, domingo, 8 de noviembre de 2015..

Su forma me ha decepcionado, su contenido me ha reafirmado en la opinión que tenía de la autora.

Sinceramente creía que esta señora, para mí nunca dama, escribía mejor; concretamente,  con más conocimiento, más pulcritud y más esmero. Quiero pensar  que, incluso en estos tiempos, a una académica de la lengua se le puede exigir que distinga entre un acusativo y un dativo. En cualquier caso, <a los electores no se les convence por el programa>. Seguro que no. Para mí, eso es delito gramatical grave por lo que tiene de sintomático. Como mínimo.

Bueno, digamos que responde al espíritu de los tiempos.

Al espíritu de los tiempos –el Zeitgeist de los  alemanes– responden sin duda, al menos en mi opinión, las ideas políticas que la ilustrada señora vierte en su escrito.

Veneno químicamente puro con formula magistral catalana. Aquí y ahora, casa nostra es cosa nostra. Y vice.

En este caso, la puñalada de rigor va dirigida a Artur  Mas, ególatra de toda la vida, nunca líder carismático.

Intuyo que en estos momentos Carme Riera apuesta abiertamente por su supervivencia.

Habida cuenta de su condición de superviviente,  su historial académico y sus convicciones políticas, me aventuro a pensar que la mencionada señora  podría ser una aspirante idónea a la doble nacionalidad que el profeta Junqueras ofrece a sus feligreses.

Así, Carme/Carmen Riera podría seguir siendo miembro de la Real Academia Española de la Lengua y militante activa del movimiento separatista catalán.

En la práctica eso significaría que podría seguir conculcando, con su compañero o compañeros de credo, el núcleo óntico y semántico del español y lo español en la docta institución, sin dejar de colaborar en el órgano oficioso de la burguesía catalana. Naturalmente, cobrando un estipendio por lo uno y por lo otro.

Y, para terminar, una última observación.

A mi entender, la construcción <como hubiera hecho un verdadero líder carismático>, que aparece al final del texto comentado, es gramaticalmente incorrecta. ¿Dónde está la incorrección? Académicos tiene la Lengua.

 

Alemania y sus problemas

Hablo con un amigo alemán. Coincidimos. Cuando Alemania no tiene problemas se los busca. Como ahora. Los problemas de Alemania son siempre o casi siempre problemas de crecimiento. En su caso, crecimiento significa expansión. Expansión territorial más allá de sus fronteras, que no las tiene. Tampoco las quiere. Tampoco las respeta.

Alemania es una potencia continental. A escala europea es una gran nación, siempre dispuesta a engullir lo que se le ponga a tiro, dicho sea sin segundas intenciones.

Voluntad de ser y voluntad de poder.

Pero, como Europa es pequeña, Alemania es una pequeña gran potencia. No parece que un día pueda competir con Estados Unidos, China y Rusia.

Además, Alemania se ha debilitado gravemente en los últimos tiempos. La Unión Europea es un proyecto político y económico de dudoso resultado final. Máxime concebido como estructura o coraza  al servicio de Alemania. Sus enemigos históricos no la pierden de vista. Cabe pensar que detrás del levantamiento y la difusión del feo asunto de la Volkswagen, entre otros, están países como Estados Unidos, Reino Unido y, por supuesto, Israel, pero el fraude existe y es inmenso, como inmenso es el daño causado a la economía y al prestigio de Alemania.

Dudoso es asimismo el resultado de la política preconizada por Alemania en el asunto de los refugiados. Una vez más, su programa de acogida parece sumamente arriesgado. Lo más probable es que tarde o temprano provoque reacciones xenófobas en las capas inferiores y medias de la sociedad alemana.

Como en el pasado.

A los alemanes les gusta dirigir o, más exactamente, mandar,  pero les cuesta aprender.

Una cosa parece cierta. En la adversidad nunca les ha faltado el espíritu de lucha. En realidad se crecen con el castigo como los toros bravos.

Quién pudiera llorar con sus ojos…