Extremadura no es Suiza
Escribo a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, a quien considero sensibilizado con el problemón catalán que muchos españoles de aquende y allende el Ebro vivimos y padecemos con especial intensidad estos días prenavideños.
Carta ordinaria según consta en la estampilla de Correos.
Como no tengo la dirección del destinatario, dirijo la carta a la Presidencia de la Junta de Extremadura, con una indicación entre paréntesis que dice: Entrega personal a D. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, seguida de Plaza del Rastro s/n., donde, según la pertinente página web, tiene su sede la institución, y cierro con Mérida precedida del código postal.
La carta, entregada en mano, en la oficina central de Correos de Sabadell, el día 2 de noviembre, me ha sido devuelta por el mismo conducto hoy, día 18 de noviembre.
En el anverso del sobre se pueden ver y leer varias instrucciones e inscripciones. Verbigracia: DIRECCIÓN INCORRECTA (a mano y en mayúsculas), después de Plaza del Rastro s/n., que está tachada con una línea horizontal. A ello se suma un sello impreso que dice (tres veces): DEVUELTO DEVUELTO DEVUELTO.
En el reverso distingo y leo una inscripción estampada de Correos Mérida, una inscripción estampada que dice en mayúsculas POSTAL EXPRES, debajo de ella una inscripción en minúsculas de considerables dimensiones que dice Siempre a tiempo, una inscripción de Correos con fecha del 05.11.2015 y una anotación a mano con rúbrica que dice Se ausentó.
La peripecia de mi carta me ha llevado a recordar otra similar, menos en su desenlace, que ocurrió a mediados del siglo XX en una aldea de la Suiza alemana y de la que entonces tuve conocimiento por la prensa.
A la aldea llega una carta. Va dirigida a un italiano, con toda seguridad un emigrante/inmigrante. En el sobre, debajo del nombre del destinatario, han puesto como calle Velos anstellen verboten, que significa exactamente Prohibido aparcar bicicletas.
El cartero, que al parecer tiene alma de detective o de relojero, lee el nombre de la calle, que no es tal, y se pone a buscar por todo el pueblo lo que sin duda es un rótulo municipal.
Y lo encuentra.
Efectivamente, junto a la casa de Prohibido aparcar bicicletas vive el italiano Giuseppe Martino, destinatario de la carta.
Moraleja
Extremadura no es Suiza.
Y, también, en Mérida el cartero nunca llama dos veces.