Elecciones: Ciudadanos
Números y letras nos dicen que en estos momentos el panorama nacional está dominado por dos partidos de derechas y dos partidos de izquierdas.
Economía de mercado frente a ideología socialista. Capitalismo frente a anticapitalismo, o menos.
De momento parece que la economía se va imponiendo con cierta holgura a la ideología.
Si Podemos, en cuanto fenómeno políticosocial, puede verse como un hijo natural y, por lo tanto, legítimo del Partido Socialista Obrero Español, difícilmente puede predicarse algo similar de Ciudadanos con respecto a Partido Popular, con el que ahora parte y comparte espacio social y, quiero creer, líneas maestras de su arquitectura global o estratégica («la unidad de España no se negocia», Rivera dixit).
Aun así, cabe pensar que Pablo Iglesias, persona ambiciosa, va a intentar, de una parte, ganar las elecciones y, de otra, imponerse al PSOE y, aprovechando la debilidad de su liderazgo, hacerse con la hegemonía y la representación de toda la izquierda española.
Hablo de una posibilidad, no de un hecho, y mucho menos de que vaya a conseguirlo. En la izquierda e incluso en todo el espectro político español el nombre del PSOE y su historia siguen pesando mucho.
Allcanzar el poder en estas elecciones lo tiene aún más duro. No obstante, es posible que Iglesias presente los resultados obtenidos como una victoria personal y, por lo tanto, como el punto de partida de una regeneración-revitalización de nuestras izquierdas.
En la derecha, la victoria del PP parece estar fuera de toda duda, como parece estarlo asimismo que esta formación buscará el apoyo y la complicidad de C’s. Falta ver si Rivera se los concede y, en caso afirmativo, bajo qué condiciones (dicho en catalán, a qué precio).
El hecho es que, de momento, C’s supera y desborda al PP por la derecha, como partido abiertamente español, y por el centro, como formación con un programa atractivo para la gente joven. En ambos casos Ciudadanos pregona por boca de su líder un españolismo que no deja de sorprenderme y, en el caso de que sea sincero y permanente, me obligará a cambiar de opinión en un punto tan esencial para mí.
En cualquier caso, si lo dicho hasta aquí fuera cierto, tendríamos que, terminadas las elecciones, tanto a la izquierda como a la derecha asistiríamos a una lucha por el poder.
En el ámbito de Cataluña volvemos a encontrarnos con un panorama político dominado por cuatro formaciones. Los burgueses de Mas, cualquiera que sea el nombre que adopten como formación, los anticapitalistas de la CUP, el PSC de Iceta y los Ciudadanos de Rivera.
Dejando a un lado las maquinaciones de Mas y los suyos, las caóticas propuestas de los cuperos y las ambigüedades de ese eterno superviviente llamado Iceta, cabe la posibilidad de que Rivera movilice la comunidad de lengua española y sentimiento español de Cataluña y, consecuentemente, capitalice su voto en exclusiva.
Posibilidad y sobre todo deseo.
Si fuera así, podríamos pensar y soñar que en ese mismo momento habrá terminado definitivamente la dictadura burguesa que va desde Maragall y Raventós hasta Duran y Mas, pasando por la estirpe de los Pujol.
Cuarenta años de la historia y la intrahistoria de Cataluña.
Añadir comentario