Historia de España: del garrotazo a la traición
En su pintura La riña, también conocida como Duelo a garrotazos, Goya nos legó un retrato vivo de la ciudadanía española de su tiempo en las figuras de dos lugareños que, hundidos en barro hasta las rodillas, se disponen a dirimir sus diferencias a golpe de garrote.
Ahora, transcurridos algo así como doscientos años, nuestros políticos, sin duda arrastrados por el espíritu de los tiempos, se empeñan en convencernos de que hay una manera más civilizada de dirimir las diferencias entre ciudadanos e incluso de vivir y convivir.
La clave de esa nueva manera de vivir y convivir se llama diálogo y la clave del diálogo se llama pacto.
Se nos viene a decir que en el diálogo y en el pacto, su consecuencia lógica y necesaria, cristalizan tanto el espíritu democrático como el régimen democrático.
La democracia es diálogo y el diálogo es pacto.
Lamentablemente, la experiencia nos está mostrando y demostrando que, en su inmensa mayoría, los pactos de nuestros políticos son en realidad trampas y las trampas son en realidad traiciones.
Así, nuestros políticos unas veces hacen pactos contra natura en cuanto que pactan algo que en ningún supuesto están autorizados a pactar y otras veces hacen pactos que nunca han pensado cumplir, pues son meros recursos tácticos para obtener votos en las elecciones.
En definitiva hemos pasado del garrotazo a la traición por la la vía del pacto.
En otras palabras, de la España invertebrada a la España desvertebrada.