Democracia: leyes y control
La experiencia me dice y me repite a diario que para que haya democracia tienen que cumplirse las leyes y para que se cumplan las leyes tiene que haber un sistema de control real y eficiente.
Un sistema de control que actúe.
La experiencia me dice y me repite a diario, asimismo, que a los españoles no nos gustan los controles ni en el trabajo ni en la política; de hecho, ningún control, en ninguna parte.
Y, mal que nos pese, el fracaso de los controles es el fracaso del sistema.
¿Por qué entre nosotros se relaciona siempre o casi siempre la inteligencia práctica con hacer trampa y quedar impune?
¿Nos está vedado para siempre el camino que conduce a la Europa de la Ilustración y la democracia avanzada y consolidada?
Nos quejamos, pero no aprendemos, que también es una forma de hacer trampa. .
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