Artículos del día 21 de febrero de 2016

Pilar Rahola y Ada Colau, dos fieras corrupias y una misma meta

Parece ser que, días pasados, la tal Pilar Rahola dijo de sí misma que era «puta como las gallinas». Eso fue lo que apareció escrito en los papeles de usar y tirar, y eso fue lo que yo leí en uno de ellos sin pasmo ni sobresalto.

En este espacio virtual a Rahola  se la conocía y se la conoce por su condición de pregonera a sueldo del separatismo catalán constituido en dictadura burguesa. Ella practica y platica su actividad  casi a diario desde su columna avanzadilla de La Vanguardia, órgano ni oficial ni oficioso de esa sociedad bienpensante que sigue la política territorial con la distancia o proximidad que aconseja el buen juicio o seny a la hora de defender los intereses personales y/o corporativos.

Para Pilar Rahola lo que yo llamo dictadura burguesa catalana, porque la sufro, es un modelo casi perfecto de democracia avanzada, porque se beneficia de ella.

Lógico. La ideología, fruto de la posición económica, social y política del individuo, determina un estado de alienación;  la alienación, su visión del mundo.

Desde su tronera, Pilar Rahola canta las virtudes de un régimen político –la dictadura implantada en Cataluña  por su burguesía más desleal mediante una cadena de fraudes de ley– y, como es natural, cobra por ello.

A mi modo de ver, en ese punto coincide con la tal Ada Colau, empeñada en hacerse con el voto del lumpen urbano y suburbano de Cataluña, mayoritariamente de lengua española, para luego filtrar ese voto y, una vez filtrado, incorporarlo al proceso separatista burgués. Todo ello de acuerdo siempre con el modelo de la tercera vía ideado y puesto en práctica por Maragall y toda la recua de falsos socialistas catalanes, hace ya más de treinta años.

Consigna: hacerse con el voto del lumpen charnego, pero, al mismo tiempo,  cerrar el paso a este para que siga adelante y termine triunfando –¡democráticamente!– el proceso separatista catalán, siempre burgués y, por lo tanto, siempre minoritario.

De nuevo, dos palabras clave: voto y veto.

En definitiva,  dos fieras corrupias, dos maneras de actuar y una misma meta.