La justicia en España
En nuestras televisiones abundan los programas en los que se escenifican y se comentan casos de corrupción política. En general se trata de personas que ocupan cargos relevantes en la Administración y son acusadas de malversación de caudales públicos.
Un delito tan antiguo como nuestra historia.
Curiosamente, los denunciantes rara vez presentan pruebas documentales a la hora de formular y hacer públicas sus acusaciones, y, aún más curiosamente, los acusados rara vez las exigen como condición primera y necesaria.
Entiendo que una acusación sin pruebas es, como mínimo, un acto de difamación.
Pero, por lo que he podido observar, eso es lo que ocurre en muchísimos casos.
Así, un proceso legal suele convertirse en un litigio sin fin o, lo que es peor, en una de esas discusiones en la barra de un bar de que tanto gustan los españoles y que sólo termina cuando el tabernero baja la persiana.
Como dijo el recordado Jordi Pujol, «todo eso es bla-bla-bla».
En cualquier caso, para mí la justicia en España no es un cachondeo sino una vergüenza nacional.
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