Díaz-Iceta, una partida con las cartas marcadas
Cabe pensar que la lozana andaluza quiere conseguir no sólo el apoyo de Iceta sino también y sobre todo que éste deje de prestar apoyo a Pedro Sánchez.
La promesa la puede dar por hecha. Con ello el catalán se habrá asegurado por algún tiempo su supervivencia política y la de su partido, partido ficticio o carcasa ruinosa de partido que se mantiene aparentemente con vida gracias a uno de esos milagros que hoy en día nos proporcionan los medios de comunicación.
Sin olvidar, claro está, las intrigas.
Iceta es una ficción y el PSC es otra ficción, ficciones político-sociales, por supuesto. Pero el caso es que la cosa funciona y probablemente seguirá funcionando mientras haya personas ambiciosas –llámense Sánchez o Díaz– dispuestas a pagar los servicios de oportunistas y traidores.
En definitiva están jugando una partida con las cartas marcadas. Es como si se dijeran recíprocamente al oído: «Tú me engañas a mí, que no me engañas, y yo te engaño a ti, que no te engaño, y los dos contentos».