Revolución y revoluciones
De acuerdo con la experiencia histórica, la Revolución y las revoluciones a las que me refiero aquí y ahora no dan lugar necesariamente a sociedades o situaciones colectivas menos injustas que las anteriores, aunque sólo sea porque las personas que las llevan a cabo son hijas del capitalismo y tienen en general mentalidad capitalista.
Eso sin contar con que en toda revolución del signo que sea alienta siempre el caos.
Aun así, entiendo que esos movimientos sociales –Revolución y revoluciones– son necesarios o, al menos, convenientes para mantener vivo el proceso dialéctico en una sociedad que, como la nuestra, tiende, aunque sólo sea por inercia, a la perpetuación de un capitalismo tan abusivo como le sea permitido.
En cualquier caso, restablecido el esquema dialéctico, habrá que mantener una actitud de fuerza para defender la posición alcanzada e imponer una solución en favor de la mayoría social más perjudicada.
A mi modo de ver, la meta no se alcanzará con la táctica de tener cada vez más justicia sino de tener cada vez menos injusticia.
Por eso, lo que ahora toca es, en mi opinión, atacar y erradicar las formas de injusticia más lacerantes, hasta conseguir que las personas que menos tienen tengan como mínimo lo necesario para vivir con la dignidad que les es propia por su condición de seres humanos.
Que cada día mueran de hambre miles de niños y mujeres es un crimen que pesa sobre mi conciencia.
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