Nueva fase del separatismo catalán
Con un poco de optimismo podemos pensar que, tras la declaración oficial de la embajada de los Estados Unidos en España y la anterior toma de posición de la UE, capitaneada por la pequeña Gran Alemania, ante el proceso secesionista, el separatismo catalán ha quedado desacreditado y desautorizado aquende y allende el Atlántico.
Falta ver qué dicen y hacen ahora piezas tan importantes en esta partida de ajedrez como son Rusia e Israel (1).
Las grandes empresas y las élites burguesas de Cataluña ya sabemos dónde están y sobre todo dónde van a estar a partir de ese momento.
En cualquier caso, considero que el Gobierno de España debería iniciar cuanto antes la demolición del complejo y ambicioso entramado político, económico y social urdido por los separatistas a lo largo de más de medio siglo.
De hecho, la conjura sigue en pie y sus dirigentes políticos siguen apostando por el enfrentamiento con el Estado español, que lo es de derecho y por derecho.
El pasado día 12, La Vanguardia publicó en su página 2 un texto en el que su presunta autora, una subalterna llamada Lola García, exponía las líneas maestras de la conjura secesionista.
Mensaje sucinto, encriptado, elíptico y capcioso, dirigido a todo el mundo y a nadie pero, según ellos, sólo inteligible para los suyos.
Tal vez.
Por eso me permito decir ahora que hace algún tiempo expuse y di a conocer esa doctrina con el epígrafe de La envolvente catalana o cómo la parte se come al todo. No reclamo su paternidad sino su difusión como denuncia, dada mi condición de español antiseparatista.
Y, siguiendo con esa línea, me atrevo a pronosticar que, tras el rechazo internacional y las medidas que el Gobierno español deberá adoptar nolens volens, el separatismo catalán se reorganizará y buscará el apoyo de su base clientelar -funcionarios de la administración autonómica, docentes, clero y botigers-, erigida en una falsa y nada representativa sociedad civil, para afrontar la nueva situación, caracterizada por una guerra de resistencia clandestina, nunca violenta, aparentemente democrática y por lo tanto siempre cara al separatismo más deslealmente auténtico.
Estoy convencido de que ese separatismo no se rendirá; seguirá fiel a la línea histórica marcada por el juego, irreductiblemente doloso, de la puta i la Ramoneta.
(1)
Tradicionalmente, entre los mejores jugadores de ajedrez del mundo siempre han abundado los judíos y los rusos o, si se prefiere, los judíos rusos y los rusos judíos.