Convergencia: de la economía productiva a la economía especulativa
Hace ya décadas, alguien dijo que Convergencia era la continuación social del franquismo. Se refería, claro está, a Cataluña y más concretamente a ese sector de la sociedad bienpensante y bienhabiente que, siempre fiel a sí misma, pasó del Movimiento al rovell de l’ou sin poner en duda su autocomplacencia o, si se quiere, su falsa buena conciencia.
Parece ser que, en lo político, Convergencia ha pasado a la historia de los grandes fracasos, pero yo diría que su mensaje ha prendido en la sociedad y permanece vivo como legado y programa de acción de un catalanismo tan insolidario (¡clasista!) como irreductible.
Para mí, frutos suyos son, entre otros, el republicanismo pequeñoburgués de Junqueras, el aparente y bien calculado españolismo actual del ciudadano Rivera en cuanto versión corregida de la Operación Roca con su proyecto de dominar y catalanizar España a medio o largo plazo y, en no menor medida, la desleal ambigüedad del PSC de Iceta en cuanto barrera al socialismo español en Cataluña.
En cualquier caso, entiendo que el gran error de Convergencia consistió en pasar de la economía productiva tradicional a la actividad política y ponerla al entero y exclusivo servicio de la burguesía catalana, después de convertirla en predio de la economía especulativa.
Error de cálculo y forma suprema de corrupción.
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