El socialismo en el futuro de España

Recientemente, un tránsfuga transnacional y  transpirenaico ha proclamado enfáticamente la muerte política del socialismo francés.  Falta la sentencia cívico-popular y falta, si procede,  la sentencia judicial.

Mientras tanto, el socialismo español, representado por el PSOE, se enfrenta a una gravísima crisis de cohesión interna, en la que podemos distinguir un mínimo de cuatro focos locales, a los que se suman tensiones ideológicas y territoriales, aún más graves,  de alcance nacional.

1. Pedro Sánchez como peligro

2. Iceta o la deslealtad

3. Los barones como problema

4. Andalucía: la fidelización de los jornaleros y el paro subvencionado

5. De las tensiones sistémicas al desgarro del partido

A mi entender, el primer punto –Pedro Sánchez como peligro– es, hoy por hoy, uno  de los males o una de las amenazas más graves que pesan sobre el PSOE, en cuanto que ejemplifica una tendencia perenne en nuestros partidos de izquierdas o presuntamente de izquierdas, como es su querencia a pactar con una  formación radical sin ideología conocida ni programa definido y a través de ella, ya en terreno enemigo,  con los servidores regionales y locales de la burguesía separatista de Cataluña.

El convoy de la traición sigue básicamente la siguiente ruta: PSOE-Pedro Sánchez-PSC de Iceta-Podemos-Ada Colau-ERC. De vuelta, el convoy sigue la misma ruta pero en sentido inverso, en el bien entendido de que, si conviene, puede llegar hasta los Madriles con la mediación de Ada Colau y la señora Carmena en calidad de anfitriona.

De Iceta (punto 2) puedo decir que en mi opinión es la personificación de la perfidia y la  deslealtad.  Cumple con creces y a plena satisfacción de sus comitentes la misión que le encomendaron: cerrar el paso al PSOE para que no entre en Cataluña y, si quiere entrar, que sea a través de él y pagando peaje.

Los varones/barones (punto 3) son hoy, a todas luces, un lastre para el PSOE por su estilo de vida y su condición de prohombres aburguesados,  autocomplacidos y complacientes.

Entiendo que deberían cambiar de vida o de partido.

Históricamente, el PSOE fue durante mucho tiempo el principal partido de los obreros e hizo honor a su condición defendiendo los derechos de la clase trabajadora (punto 4). Con el tiempo, su acción generó, junto a avances y mejoras sociales,  situaciones viciosas, y hoy vemos que en regiones como Andalucía y Extremadura se ha fidelizado a los jornaleros y se ha subvencionado el paro, creando así un reducto de voto cautivo  poco menos que  ajeno a la actividad laboral e inmune a toda propaganda política que no sea la de sus protectores/benefactores.

Evidentemente, los males y peligros expuestos, junto con otros no expuestos,  han dado lugar a tensiones ideológicas y territoriales que afectan negativamente al partido como sistema orgánico (punto 5) y amenazan a un mismo tiempo su integridad y su continuidad.

Considero que la vida actual de los barones casa mal con la economía de subsistencia de jornaleros y obreros en paro, como casa mal la patológica deslealtad de un Iceta e incluso de un Pedro Sánchez con la bonhomía de un Javier Fernández.

Las tensiones están ahí, afectan como mínimo a las ideas, a los modos de vida de las personas y a los territorios. Si se diagnostican correctamente y a tiempo, pueden tratarse y corregirse.

Ya ahora propongo al actual presidente de la Gestora, Javier Fernández, para el cargo de Secretario General del Partido Socialista Obrero Español.

continuará…

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