El mensaje del Rey de España y la deslealtad de la Generalidad
En su mensaje de ayer, miércoles 4 de octubre, a los españoles el Rey definió de manera nítida y tajante el delito de la Generalidad de Cataluña: DESLEALTAD INADMISIBLE.
Con ello volvía al punto de partida de la situación que se vive ahora en Cataluña, situación que en mi opinión puede y debe verse como resultado del siempre desleal comportamiento de las autoridades autonómicas combinado con la falta de decisión o, más exactamente, la cobardía del Gobierno de la Nación a la hora de activar los mecanismos previstos en la Constitución vigente para garantizar el cumplimiento de la Ley.
Deslealtad y cobardía igual a caos generalizado pasando por una traición doble.
En cualquier caso considero conveniente recordar que todo el problema nace de la infracción de la Ley por parte de las autoridades catalanas. Estas no sólo no atienden a los requerimientos del Gobierno español para que desistan de su actitud y respeten el orden constitucional sino que con sus artimañas consiguen incluso presentar la infracción de la ley como un contencioso entre el Gobierno de España y el Gobierno de Cataluña.
Contencioso político entre gobiernos homólogos.
Acto seguido, la Generalidad y sus secuaces, ahora ya dueños de la situación, convierten el problema político en un problema social que, hábilmente gestionado, se traduce en un problema de desobediencia civil con algaradas callejeras presentadas y vendidas al mundo como demostraciones de fuerza y apoyo a la causa separatista.
El Gobierno de España, con la Ley y todos sus mecanismos en la mano, está perdiendo la batalla frente al separatismo catalán. LA DESLEALTAD SE IMPONE CON ASTUCIA.
Entonces habla el Rey de España y pone las cosas en su sitio. Ahora le toca actuar al Gobierno de la Nación. ¡De una vez por todas!
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