Artículos del día 18 de noviembre de 2017

PP: Política de Estado y pecado original

A pesar de todas las diferencias que me separan de Mariano Rajoy, considero que su tratamiento del problema catalán está siendo correcto y  ajustado a la Constitución.

La Ley, siempre la Ley.

Gracias a su carácter, nuestro jefe de Gobierno ha sabido mantenerse a distancia de los delincuentes catalanes y dejar que ellos solitos monten la bronca y ellos solitos se hundan en el abismo de su propia indignidad.

Y ahí siguen.

Eso no les impide buscar pelea.  En realidad es lo suyo, por temperamento (tarannà) y  por atavismo.

Pero el gallego procura quitárselos de encima y no dejarse arrastrar ni  a la pelea cuerpo a cuerpo  ni al diálogo capcioso de igual a igual.

En esas está y con esas quiere solucionar el problemón de los Puigdemonts.

Pero, a fuerza de buscar y rebuscar, los Puigdemonts han terminado por encontrar un filón que,  beneficiado con codicia y perfidia, les está  proporcionando un considerable alivio en su enfrentamiento con el Estado de derecho y su aparato político y legal.

Ese filón, ahora alivio  de sediciosos, es la doble contabilidad que, como bíblico pecado original, viene atormentando al PP y sus dirigentes desde  los orígenes de la formación, incluso desde antes.

Ahora vemos que la parsimonia y la distancia personal del gallego ante ciertos  conflictos políticos no es precisamente una buena táctica, aunque sólo sea porque con esperar a que  el paso del tiempo solucione el problema lo único que se consigue es agravarlo y cronificarlo.

Mala política.

En esta situación, con un conflicto que amenaza la seguridad presente y futura de España, considero que el PP sigue estando obligado por su condición de partido nacional y su compromiso con la unidad de España a deshacerse con carácter ineludible de todas aquellas personas que de una manera u otra han estado y/o están relacionadas con su doble contabilidad y la corrupción inherente a ella.

Y entiendo que la medida debería abarcar desde la cúpula del partido, con Rajoy y Cospedal en cabeza, hasta los tesoreros de infausta memoria, sin olvidar a Esperanza Aguirre y el personal a su servicio, además de todos aquellos otros que han perjudicado gravemente el buen nombre del PP y han reducido así su capacidad de acción como partido del Gobierno.

Medida imprescindible y cada día que pasa más urgente para ganar nítida y rápidamente la batalla a los sediciosos separatistas pero sobre todo para que España afronte su futuro con las debidas garantías como Estado democrático de pleno derecho.