¿Se puede ser independentista y buen católico?
Días pasados, el diario La Razón publicó una entrevista en la que el cardenal Antonio Cañizares, respondiendo a una pregunta de su interlocutor, afirmaba en términos más bien taxativos que no se puede ser independentista y buen católico.
Se refería claramente a Cataluña y el caso catalán, en el que me siento implicado por partida doble: como español y como víctima de la opresión separatista.
Aun así, mi respuesta es:
Sí, se puede ser independentista y buen católico. Basta con respetar los preceptos de la Iglesia y las leyes del Estado de derecho, procurando no hacer nada que atente contra la moral por acción u omisión.
Entiendo que, desde hace décadas, Cataluña está sometida a un régimen opresor que niega la libertad de culto a los ciudadanos de lengua española y a los hijos de esos ciudadanos el derecho a recibir toda la enseñanza, incluida la religiosa, en su lengua materna y como lengua materna.
En mi opinión, todo aquel que forma parte de un régimen opresor y/o lo apoya voluntaria, deliberada y activamente no es ni un buen católico ni un buen ciudadano.
Y aquí no caben añagazas y subterfugios.
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