La gran coalición del catalán Valls
Parece ser que Manuel Valls, catalán transpirenaico, ha vuelto ahora a España con el encargo de relanzar la gran coalición nacional contra el separatismo regional en el que, como otros muchos políticos, ve la punta de lanza de todos los movimientos disgregadores de nuestra maltrecha piel de toro.
En un principio, la idea no me parece del todo mal, aunque siga albergando mis dudas sobre la intención última de su propuesta y, en especial, sobre la intención última de varios de sus futuros compañeros de viaje.
Entiendo que esa propuesta puede terminar convertida en un acuerdo entre catalanes, sólo catalanes, sobre España y los españoles en un futuro más o menos próximo, sobre todo si tiene un éxito mínimamente comercializable y exportable.
O sea, en una variante de la tercera vía, concretamente de la que nace con el burgués Pasqual Maragall y, a través de subalternos anónimos para la historia, llega a esa personificación de la perfidia humana llamada Miquel Iceta, puerta de entrada/no entrada de los españoles en la República de Catalunya.
Considero que, en cierto modo, el españolismo de Albert Rivera es sincero. El muchacho representa su papel con convicción y se cree lo que dice, pero ¿y si esa sinceridad suya fuera en realidad el envoltorio que ha de facilitar la venta de una mercancía siempre fraudulenta?
¿Trato entre catalanes? No me gusta la propuesta.
Nota
García-Albiol es el único catalán con el que a mis 84 años estaría dispuesto a ir a la guerra para defender la unidad de España. Si ningún reparo, sin la mínima reserva.