Orden
Llevo muchos años pensando en el orden y, al hacerlo, procuro pensar siempre con orden.
El orden como medio y el orden como fin.
A estas alturas de la historia humana es obligado admitir que hay muchos tipos de orden o, si se prefiere, muchos órdenes de orden. Yo he identificado unos cuantos para mi uso y consumo, pero, curiosamente, aún no los tengo ordenados por completo. Imagino que con un poco de benevolencia a eso se lo podría llamar orden in progress.
Ejemplos:
Orden natural
Orden humano
Orden divino
Orden lógico o racional
Orden teórico
Orden práctico
Orden estático
Orden dinámico
Orden funcional
Orden in progress
orden espacial
Orden temporal
Orden espacio-temporal
Orden sincrónico
Orden diacrónico
Orden decorativo
Orden estético
Orden de elementos homogéneos
Orden de elementos heterogéneos
Etcétera, etcétera.
El orden -un orden a medio camino entre la lógica/racionalidad y la funcionalidad/estética- es mi elemento y mi alimento, pues en él vivo y de él vivo, o, al menos, asi lo creo, como creo con Espinoza que en definitiva sólo hay un orden, un orden cósmico que lo abarca todo, también el caos entendido a la vez como otra forma de orden y como desorden.
Pero ¿existe realmente el desorden? Sí, aunque sea sólo una forma de ignorancia.
En el ámbito de las relaciones humanas he descubierto que el orden es una forma de sinceridad y viceversa en cuanto que orden y sinceridad son transparentes, al menos para mí.
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