Las siete vidas del separatismo catalán
Dicen por ahí que el separatismo catalán está dando o a punto de dar las últimas boqueadas.
¡Qué más querríamos la inmensa mayoría de españoles!
Cincuenta años de conjura dan para muchas intrigas y muchas traiciones, casi para tantas como las que se necesitan para montar un Estado canalla o, al menos, una fake Republic.
Habrá que esperar al próximo 11 de septiembre y confiar en que sea el último.
Lo más probable es que sea un 11 de septiembre menguante, no el último y tampoco el de la despedida definitiva, arrastre incluido.
Entre otras razones porque el separatismo catalán –en esencia un proyecto político y económico burgués– tiene muchas capas, y quien dice capas dice vidas.
Al menos, siete vidas i la torna; o sea, más que los gatos.
A mi modo de ver y entender, ese movimiento burgués posee una corriente intelectual de inspiración izquierdosa, incluso teórica e idealmente socialista, pero marcada por atavismos de clase y sometida a una burguesía económica de la que sus prohombres han sido parte destacada en todo momento. Como su clero, siempre cismático y siempre insolidario, nunca franciscano, nunca católico.
Anyhow, me gustaría creer y, sobre todo, comprobar que el separatismo catalán ha llegado tarde a su cita con la historia.
Y, a decir verdad, ¿qué pinta en la era de la globalización y la UE una conjura urdida y perpetrada como añagaza infame por una banda de desaprensivos con una fiera corrupia como pilar y portavoz?
Añadir comentario