El eterno femenino, una forma de divinización
Para mí, sólo hay un tipo de intimidad y ese tipo de intimidad sólo es posible con una mujer.
¿Siempre la misma mujer?
¿Con una mujer cada vez o con una mujer de por vida?
En cualquier caso, sólo con una mujer sola.
Y, en cualquier caso, sólo al amor de esa intimidad nacen las confidencias, si es que nacen y cuando nacen.
Las confidencias han hecho de M. mi confidente y mi cómplice; en el fondo, una forma de divinización.
No soy capaz de pensarme en femenino, pero tampoco soy capaz de pensar sin lo femenino.
¿Lo femenino como lo realmente otro del otro?
¿El eterno femenino como único remedio natural contra la soledad vital?
¿Das ewig Weibliche como encarnación de lo humano más que humano?
Lo dicho: una forma de divinización.