Plan de los separatistas catalanes para España
El hecho de que la Comunidad autónoma de Cataluña se declare ahora en rebeldía y plantee a España un conflicto de legitimidades en condiciones de igualdad pone de manifiesto, a mi modo de ver, la debilidad de nuestro Estado de derecho y de la Constitución en la que éste se sustenta.
En cualquier caso, los separatistas catalanes siguen adelante con su plan de crear, por la vía de los hechos consumados, una república independiente situada, según convenga, dentro y/o fuera de España, al tiempo que promueven con todos los medios a su alcance tanto la desintegración política de ésta como la ocupación/usurpación de sus resortes de decisión y representación, empezando por los medios de comunicación.
Quien quiera puede verlo y comprobarlo ya ahora.
El objetivo es conseguir que en un futuro no lejano lo que un día fue España quede reducido a una serie de territorios autónomos desprovistos de estructuras de Estado y, a la postre, sumidos en el caos y la impotencia.
De acuerdo con ese plan, España está llamada no sólo a ejecutar y pagar su propia destrucción cumpliendo las órdenes de los separatistas sino incluso a financiar el empoderamiento de Cataluña, que, en última instancia, no sólo se constituirá en una república independiente sino incluso en la nación hegemónica de la península Ibérica y, suplantando a Castilla según los nuevos imperialistas, colonizará los territorios autónomos de lo que un día fue España.
Está por ver cuál será el estatus de Galicia y, sobre todo, de Vascongadas y Portugal en el nuevo ordenamiento territorial y político del Ruedo Ibérico. Ya ahora me inclino a pensar que Vascongadas, reforzada en su identidad y sus aspiraciones con la anexión de Navarra y territorios de las provincias de Santander y Logroño, no va a ser presa fácil de la ambición y la perfidia del pancatalanismo y su pequeño gran imperio integrado por Cataluña, el País Valenciano y las islas Baleares, mientras que parece probable que Portugal va a defender con éxito su identidad y su independencia histórica.
Entiendo que esa es la conjura que nos espera como españoles, aunque muchos hayan decidido no darse por enterados.