Pliego de agravios del Presidente de México
El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dirigido a Felipe VI, rey de España, y al papa Francisco un escrito que por mi cuenta y riesgo me permito definir como pliego de agravios.
En el escrito, el mandatario mexicano formula la necesidad de «reconocer y pedir perdón» por los abusos cometidos por los españoles en la conquista [y colonización] de México.
Considero que el señor López Obrador puede presentar su escrito y formular los reproches que quiera. Está en su derecho.
Yo, como español, me considero con derecho a declarar que los agravios de que habla el mandatario mexicano -que en principio tengo por reales y condenables- pertenecen a una época regida por normas nacionales e internacionales muy diferentes de las actuales, si es que existían, y se inscriben en un proyecto político que los españoles hemos definido siempre como la conquista y colonización de Hispanoamérica.
Ese proyecto político es protagonizado en todo momento, desde el descubrimiento hasta el día mismo en el que el señor López Obrador presenta su escrito, por tres colectivos humanos: los pueblos precolombinos, los españoles y los representantes del llamado sincretismo criollo, hoy definido como tercera cultura.
Curiosamente, en su pliego de agravios el señor López Obrador no utiliza una lengua precolombina sino la lengua de los conquistadores-colonizadores.
¿Quiere decir eso que no todo lo aportado por los españoles a México es malo o tal vez que él pertenece a la tercera cultura y su sincretismo criollo?
Es evidente que el señor López Obrador ni estaba ni está obligado a declararlo. Simplemente considero que podría haberlo hecho, aunque sólo hubiera sido por respeto a la dinámica histórica y a la realidad política y cultural del México actual, nación que tiene en la lengua española una de sus señas de identidad más profundas y universales.
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