Exégesis de la confabulación de Pedro Sánchez con los separatistas catalanes
Ahora, mayo de 2019, me inclino a pensar que el tal Pedro Sánchez, jefe del Gobierno español, ha buscado y busca afanosamente la complicidad de los separatistas catalanes, desde los falsos socialistas de la cuerda de Miquel Iceta hasta los burgueses protegidos y protectores del delincuente Quim Torra, impulsado por el convencimiento ingenuo y perverso de que le van a llevar a las playas de la España federal con la que ha soñado durante décadas.
El ambicioso Pedro sabe o cree saber lo que quieren y maquinan nuestros desleales compatriotas, sus cómplices y compañeros de viaje en esta desventurada joint venture, pero está plenamente convencido de que a la postre conseguirá engañarlos y utilizarlos en beneficio de su proyecto, pues supone, lo cual es mucho suponer, que para llegar a la República catalana hay que pasar primero por la España federal, circunstancia que él, oportuno y oportunista, aprovechará para provocar el descarrilamiento del convoy catalán.
Fin de trayecto.
El hombre, siempre seguro de sí mismo, no tiene la menor duda de que el plan funcionará, como han funcionado hasta ahora todos los suyos, y él será proclamado presidente de todas las Españas.
A mi modo de ver, lo malo del caso es que nuestros desleales compatriotas, maestros consumados en las artes y las artimañas de la intriga y la conjura, también tienen un plan, plan que se basa esencialmente en copar por sorpresa y/o a la chita callando las instituciones vitales en términos estratégicos del Estado otrora español y catalanizarlas ipso facto (cosa que llevan años haciendo), de modo que cuando el listillo de Pedro y las fuerzas leales a la Nación decidan intervenir sea ya tarde, demasiado tarde.
Para mi es de temer que los separatistas catalanes, siempre más diligentes y malvados que los celtiberos, ganen la guerra y con ella la batalla final y definitiva.
¡Que Dios no me oiga!
No obstante, así las cosas, he imaginado que el epitafio de mi tumba podría decir:
Aquí yacen los despojos de un español que asistió en sueños a la muerte de su Patria y decidió no sobrevivirla