¿Hacia una dictadura catalana por el control de la población y las empresas?
El tribunal del «procés» ha sufrido intentos de hackeo de sus ordenadores. La Vanguardia, 29, 6, 2019
El control de la población y las empresas de un país por su gobierno de acuerdo con un eje vertical para separar a adictos y no adictos puede verse retrospectivamente como una medida previa a la implantación de un sistema dictatorial y también como una prueba fehaciente de que ese sistema dictatorial ya está implantado.
Así ha sido en la historia de Europa, incluida España, a lo largo de los dos últimos siglos.
Y, a juzgar por lo que podemos leer ahora en medios de comunicación españoles de vario signo, así ha empezado a ser en Cataluña.
A decir verdad, aquí hace ya años que los no adictos a la causa del catalanismo antidemocrático venimos sintiendo a nuestras espaldas la presencia de gentes y agentes que siguen día y noche nuestros pasos y, por supuesto, nuestras ideas.
Y, como es lógico, para nosotros, indeseables sociales, no hay ni puertas giratorias ni puertas que se abren, sólo puertas que se cierran.
En mi caso, con ello se confirma lo que me dijo hace como veinte años un editor amigo y patrón mío: El señor Ibero es hombre muerto.
Ciertamente vivir en esas condiciones –muerte civil– no es muy agradable, aunque también es verdad que, como confirman muchas biografías, la persecución, sobre todo si es injusta, estimula la actividad y la creatividad.
Tengo 85 años. ¿Es ese mi caso?
Aun así, se me ocurren dos preguntas:
-¿Cuántas personas viven hoy en condiciones de muerte civil en Cataluña por mandato del catalanismo antidemocrático y totalitario?
-¿Ha decidido ese catalanismo adoptar ya los métodos y las formas de una dictadura en toda regla?