¿La hora de la gran embranzida?
Entiendo que el separatismo catalán sigue y, probablemente, seguirá apostando por la intriga permanente como táctica preferida y más idónea, siempre en línea con su atávico masoquismo.
Entiendo asimismo que, ni en este momento ni en un futuro inmediato, ese separatismo sueña con imponerse al Estado español por vía directa y en campo abierto; sólo a minarlo colonizando lenta y furtivamente el mayor número posible de instituciones estatales, de modo que la presencia del elemento catalán condicione de manera progresiva la vida o, si se prefiere, la actividad interior y exterior del Estado anfitrión.
Y, a partir de ahí, a resistir e intrigar, a intrigar y resistir como siempre, hasta que llegue el momento glorioso de la gran embranzida.
Pero, ¿se producirá algún día esa gran embrazida que permita a los separatistas catalanes superar su frustración colectiva y su irredentismo histórico?