Los sediciosos y sus valedores
Considero que una buena manera de saber cómo están ahora las cosas en el bando separatista, desde el proceso judicial hasta el estado de ánimo de los sediciosos y sus valedores, consiste en leer las lamentaciones a modo de alegatos con las que los amanuenses de La Vanguardia vienen usurpando y llenando sus páginas más nobles desde hace meses.
A mi entender, esas lamentaciones con sus infinitas y paupérrimas falacias están al mismo nivel que las cínicas añagazas de los protagonistas políticos del procés.
Uno de esos amanuenses escribe hoy en el órgano tradicional de la burguesía catalana:
«Ahora sabemos que, si el Estado, a través del poder ejecutivo, hubiera hecho una contrapropuesta y hubiera abierto un diálogo, seguramente no hubiéramos caído en el pozo en el que ahora estamos».
Al parecer, esa pobre criatura, de nombre Antoni Puigverd, ni sabe ni quiere saber que estamos ante un delito de sedición y que el Reino de España es un Estado de derecho con una Judicatura competente e independiente.
No, no lo sabe, pero curiosamente un hombre tan marcado por su actividad al frente de ERC como Joan Tardà hace meses que abandonó sus cargos en favor de un prosélito charnego de nombre Gabriel Rufián.
¿Se olió la que les venía encima a los responsables del procés?
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