Pablo Iglesias contra Pablo Iglesias
Imagino que el pobre hombre soñaba con pillar cacho y, a partir de ahí y sin dejar de soñar, con apoderarse de toda la izquierda.
Una izquierda, en esencia, antiespañola y, en la forma, republicana, según el modelo catalán.
Pero la evolución política de las formaciones de nuestra izquierda nos dice ahora que el pobre hombre no sólo no ha conseguido disputar el liderazgo al inculto arribista Pedro Sánchez sino que además ha tenido que asistir, entre impotente y frustrado, a la marcha/fuga/traición/abandono de significados subalternos y en su día compañeros de la lucha anticapitalista.
Pedro Sánchez mantiene su liderazgo y Pablo Iglesias pierde el control de su formación.
Para mí, la atomización de la izquierda es una prueba irrefutable de su fracaso o, si se prefiere, de su traición.
¡Proletarios de todas las autonomías desuníos!
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