Mi industria ante la crisis del coronavirus
Por bendición o maldición, desde hace años me ocupo y preocupo de la economía familiar. Cobros y pagos, amén de gestiones burocráticas varias, con la pecunia como materia prima y el ordenador como máquina codificadora/decodificadora y vehículo de enlace.
Con el paso del tiempo, todo ese tráfico, inmensamente crecido, diversificado y complicado gracias a la globalización y la informática, ha terminado por formar y conformar una actividad laboral con sus normas, sus líneas rojas y, en especial, sus objetivos.
Principio de realidad, realidad económica; realidad siempre económica, nunca exclusivamente económica.
Pero lo cierto es que esa actividad es hoy mi industria; con ella trato de hacer frente ahora a la crisis del coronavirus. Y, aunque creo tener mis números en orden, la magnitud de la crisis no me permite abrigar muchas esperanzas.
Ni para mí y mi industria, ni para España, ni para la humanidad, ni para esa nave sideral que es el planeta Tierra.
¿Qué nos espera a todos después de la crisis del coronavirus?
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